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Las transmisiones iniciáticas


Definición
Las “transmisiones iniciáticas” se caracterizan por la comunicación de las etapas del proceso interior que es propuesto. 

Contienen los ejercicios espirituales, los métodos de meditación, las tomas de conciencia, los pasos interiores y las explicaciones relativas a las distintas formas de Gnosis, y constituyen el “núcleo operativo” de la Enseñanza iniciática.

Recibir una transmisión, es recibir la transmisión escrita de una etapa de la iniciación.

Quien ha recibido la transmisión de una etapa iniciática  está en posesión de todos los elementos útiles para su progresión interior. Una herramienta de trabajo le ha sido puesta entre manos, ahora le toca a él utilizarla.

Impersonalidad de las transmisiones
En nuestro sistema, que ha heredado de la impersonalidad del Ch’an, las transmisiones iniciáticas se efectúan “sin contacto”, por simple envío por correo electrónico de un programa de trabajo. Porque todo descansa sobre vuestra transformación interior, sobre vuestras tomas de conciencia, sobre la integración de vuestras comprensiones en la vivencia diaria. 

Esta forma de transmisión es espiritualmente eficaz porque la Realización no depende de una especie de “Poder” que el iniciador poseería. Depende del trabajo interior personal que el practicante efectúa sobre sí mismo. 

Observación    
En una época en la cual unos tienen miedo, a veces con razón, del “poder de las sectas” habrá constancia que no intentamos “enganchar a la gente”, ya que cada uno puede recibir la enseñanza que proponemos sin salir de su casa.

Frecuencia de las transmisiones
No puede haber más de dos, en algunos casos tres, transmisiones por año.
Después de haber realizado la integración de la Enseñanza en su vivencia cotidiana, el practicante debe pedir un nuevo contacto con el instructor.

Paso de una etapa a otra 
Cuando hayáis asimilado la etapa iniciática transmitida, bastará con contactar por e-mail con vuestro instructor para pedirle el envío de la etapa iniciática siguiente y poder de esa forma seguir con vuestra progresión interior.

Sólo se debe pedir la transmisión de la etapa siguiente después de haber realizado el trabajo espiritual permitiéndonos estar en concordancia con las “condiciones de pasaje”, ideales o mínimas, que son requeridas para sobrepasar la etapa en la cual nos situábamos. La naturaleza de estas “condiciones”, que se precisan en los textos que se os envía, cambia según la etapa considerada. 

Las condiciones exigidas definen si la asimilación de la etapa transmitida ha sido suficiente.

Esforzarse por “cumplir con estas condiciones” constituye por lo tanto la tarea esencial que incumbe a todos los que han recibido la transmisión de una etapa iniciática.

Cada vez que se pasa a otra etapa, una parte, o la totalidad, de las prácticas anteriores se abandonan. Porque para cada etapa, los métodos de meditación son diferentes; lo mismo ocurre con las tomas de conciencia que debemos realizar en el curso de la vida cotidiana.

Observemos que si durante la jornada las características de una práctica anterior vuelven de forma espontánea en la vivencia del practicante, esto es perfectamente aceptable. Sin embargo, el esfuerzo voluntario deber ser realizado cada vez en la especificidad de la etapa en la cual se sitúa. 

Duración de las etapas 
El tiempo que se tarda en pasar de una etapa a otra depende de las personas y de la naturaleza de la etapa. Generalmente, si el proceso interior es lo bastante intenso, seis meses o un año de trabajo pueden ser suficientes. Pero la duración efectiva puede variar según las personas y las etapas.

Algunas personas deben, por su bien, trabajar varios años antes de haber integrado en su vida diaria la vivencia de la etapa en la cual se sitúan.

Es importante no intentar correr demasiado para poder asimilar bien cada etapa. Importa sobre todo no fingir, no “hacer como si”, puesto que uno sólo se perjudicaría a si-mismo. Pero por otro lado, no hay que atrasarse demasiado sin razón porque lo que se pide para cada etapa no es una asimilación “perfecta”, sino una asimilación “suficiente” que corresponda a las “condiciones de pasaje” mencionadas. Entonces es al ritmo natural de su asimilación que el practicante progresará en el seno de la estructura iniciática.

La posibilidad de la mentira   
No “simuléis”, no solicitéis el envío de la etapa siguiente sin haber asimilado la anterior. Si lo hacéis, estaréis extremadamente decepcionados, porque al final habréis perdido vuestro tiempo.

Es evidente que el instructor no efectúa ningún control sobre la asimilación de una etapa. Sólo se toman en cuenta las declaraciones de la persona. Por lo tanto, es posible encontrarse con mentirosos. Pero poco nos importa. Puesto que en definitiva, el mentiroso sólo se miente y se perjudica a él mismo. Si mienten a lo largo de todo el proceso de transmisión, al final sólo tendrán entre manos una cáscara vacía. Porque la Enseñanza, si no es vivida, no resulta ser más que una colección de palabras desprovistas de efectos.         

Los dos escollos  
Una etapa iniciática  se puede asimilar en cuatro o seis meses. A menudo, se necesita un año, o más. Al final de ese período, si el trabajo ha sido lo suficientemente intenso, se puede pasar a la etapa siguiente. 

Sin embargo…

Puesto que el objetivo consiste en la asimilación de la etapa transmitida, si al cabo de un año el practicante no se siente “listo”, si piensa que no ha trabajado lo suficiente esta etapa, puede prolongar la especificidad del trabajo interior que la caracteriza y seguir trabajando en su nivel durante un año suplementario. Estamos en un ámbito en el cual la prisa es perjudicial.

Sin embargo…

El estancamiento es igualmente pernicioso, y permanecer más de dos años en la misma etapa indica un bloqueo.

Por otro lado, ser demasiado perfeccionista significaría atrasarse de manera exagerada en las etapas y no ver nunca el final de la iniciación.

De manera muy natural, existen dos tipos de practicantes, que corresponden a dos tipos de temperamentos. 

Tenemos a los impacientes que desean “saltarse las etapas”. Respecto a ellos, el sistema de transmisión que utilizamos les obligará a tomar paciencia y a distinguir entre la mera comprensión de una etapa y la integración de su perspectiva en la vivencia diaria.

A la inversa, tenemos a los indolentes que quisieran instalarse de por vida en tal o cual etapa. Nos veremos obligados a “meterles prisa”  y obligarles a escoger entre abandonar la transmisión o bien avanzar.

Transmitimos las “herramientas iniciáticas” pero el trabajo, así como su mérito, es asunto de cada uno.

Incitación al ardor
En cada etapa importa no exigirse una práctica y una integración en la vivencia perfectas. Eso bloquearía el sistema de progresión. Sólo es necesario haber llegado a una vivencia suficiente de esa etapa. Vivencia suficiente que está definida en la etapa en cuestión. La perfección se buscará después de la recepción de la última etapa, cuando todos los elementos de Realización hayan sido transmitidos.   

Puesto que la vida es corta, nuestro consejo es entonces el siguiente:
¡Progresad! Progresad sin deteneros, con ardor, determinación, vigilancia y lucidez.

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