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La importancia de la pureza y de la sumisión


Debemos añadir otro factor que permite explicar por qué podemos constatar contradicciones entre las enseñanzas impartidas  por personas Despiertas.

Este factor se añade al hecho de que por un lado todos los Despiertos no están  despiertos al mismo nivel de Realidad, y que por otro lado, no viven su Despertar con la misma constancia.

Se puede resumir con la siguiente fórmula:
"El Despertar a la Realidad que está más allá de la mente y del intelecto no cambia los contenidos de la mente y del intelecto.”

Veamos las consecuencias que se ocultan detrás de esta formulación:
Empecemos por recordar que la superación no es una transformación. El Despertar a nuestra Naturaleza trascendente, a nuestro Sí, no es el resultado de una transformación del hombre, sino de una superación de éste. La superación del cuerpo físico a través de la desidentificación no resulta de una transformación del cuerpo físico. La superación de la mente a través de la desidentificación respecto al surgimiento de los pensamientos no proviene de una transformación de los contenidos de la mente. La superación del intelecto a través de la desidentificación respecto a los conocimientos almacenados en el intelecto y a las comprensiones que se formulan en él, no depende de una transformación de los contenidos y de la estructura de dicho intelecto.

Después de haber recordado estas evidencias, tomemos un ejemplo:
Imaginemos una persona que, a causa de sus prejuicios culturales y de una falta de conocimiento de una tradición que le es ajena, no distingue entre el fundamentalismo musulmán y el sufismo, y se imagina que los sufíes son una categoría particular de integristas. Esta persona se Despierta: se da cuenta de que ella es la pura Consciencia que percibe a la vez las percepciones sensoriales y las proyecciones subjetivas de la mente y del intelecto. Su Despertar, aunque sea totalmente auténtico, no modifica por nada sus conocimientos, ignorancias y prejuicios que constituyen los contenidos  de su intelecto. Como consecuencia, después del momento de desvelamiento de su verdadera Naturaleza, que permanece desde siempre más allá de las apariencias y de las características del pequeño hombre, dicho “pequeño hombre” sigue sin poder hacer la distinción entre  el sufismo y el integrismo. Como otra consecuencia, cuando este Despierto da una conferencia y  se le pregunta sobre ese tema, algunos aspectos de su enseñanza pueden revelar los errores que se deben a esta ausencia de distinción.

No resulta difícil comprender que la superación de la mente y del intelecto que acompaña a todo Despertar genuino no modifica de ninguna manera las características, los gustos, las habilidades, los conocimientos, las limitaciones y la ignorancia que son inherentes a la subjetividad que ha sido sobrepasada. Así que en nuestro ejemplo, la disipación de la ignorancia con respecto al Islam no es el resultado de un aumento en la profundidad o en la constancia del  Despertar, sino de la aprehensión  de nuevas informaciones por parte del intelecto, que rectificará de ese modo su error de apreciación.

Esto nos permite entender que no es portador de una nueva Revelación quien quiere y que el simple Despertar con la inspiración que resulta de él no es suficiente.

Es necesario que el hombre esté enteramente sometido a la Trascendencia, y purificado de todo elemento de pasión, para que sus estructuras personales no se resisten a la influencia de la inspiración que se concede en la vivencia del Despertar. En muchísimos casos, como la vivencia del Despertar  no va acompaña por una total sumisión y una purificación suficiente, la inspiración no puede transformar totalmente las estructuras intelectuales y mentales y estas conservan su parte de prejuicios, de condicionamiento y de ignorancia puramente humana. De ello se desprende que como la inspiración no puede transformar las estructuras del individuo, no hace más que utilizarle a él con las imperfecciones que le son inherentes.

Por lo tanto, una de las causas de la mezcla de error y de Verdad que constatamos en algunas enseñanzas espirituales no proviene de una falta de profundidad o de constancia en el Despertar, sino de una  falta de purificación y de sumisión del vehículo humano.

Por lo tanto, no es sin razón que las diferentes tradiciones enfaticen la gran pureza y sumisión de los grandes Despiertos que están en el origen de las grandes Tradiciones y cuyas enseñanzas están registradas en las grandes Escrituras sagradas de la humanidad.