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La vivencia constante o inconstante


Un buscador de la Verdad puede utilizar la enseñanza de gnósticos heterodoxos para alcanzar una vivencia de Despertar genuina, no cabe duda alguna al respecto.

Las dificultades provienen de lo que sucede a continuación. Porque un desvelamiento repentino de nuestra Realidad trascendente, o en otras palabras una iluminación temporal, cambia sólo pocas cosas a nivel humano. Salvo casos excepcionales, como el de Ramana Maharshi, cuando el momento sublime haya pasado, el hombre se encuentra otra vez en su pequeña mediocridad habitual. Sólo trascenderá esta mediocridad si recuerda la Verdad que ha vislumbrado. Dado que enseñar esta Verdad produce un recordatorio, las personas que están en este contexto son a menudo proclives a hablar de su experiencia, dar conferencias, escribir libros...

En sí mismo, no hay nada negativo en ello. El problema radica en el mensaje que entregan y en el hecho de que consideran este desvelamiento como siendo la Realización, mientras que para nosotros este desvelamiento no es más que el preludio indispensable para la Realización.

La Realización, tal y como la concebimos, consiste en que el Sí desvelado se refleje constantemente en el seno de la experiencia humana.

Ahora bien, es para obtener este reflejo constante que la práctica de una disciplina tradicional es necesaria.

Por cierto, la disciplina, así como todas las prácticas espirituales, está en el nivel del hombre. De este hombre en el cual debe reflejarse nuestra Realidad trascendente.

Un reflejo depende de la calidad del material reflectante. Del mismo modo, el reflejo del Sí en el interior de la vivencia psicológica depende de la pacificación y de la purificación de la psique humana.

El propósito de las disciplinas tradicionales no es provocar la Gnosis, y en este punto podemos criticar de manera pertinente su capacidad para hacerlo.

El propósito del “desapasionamiento” y de la purificación de las disciplinas tradicionales radica en el establecimiento de un "campo" psicológicamente favorable para la instalación de una vivencia transformadora.

El hecho de que la realización de la Verdad pueda ser vivida de una manera constante o inconstante, explica que una mezcla de error y de Verdad se pueda encontrar en muchas enseñanzas de un nivel que, por lo demás, puede ser alto, porque en los momentos en los cuales una persona experimenta la Verdad respecto a la existencia en relación de la cual ha Despierto, está automáticamente inspirada por esa Verdad que se refleja en su intelecto. En cambio, en cada momento, en cada minuto en los cuales la experiencia de la Verdad no se hace, y mientras dure esa ausencia de una vivencia auténticamente constante, las tendencias psíquicas pasionales, las imperfecciones mentales pueden expresarse y formular errores, o aberraciones espirituales. Dado que es bastante escaso el número de personas que viven la Verdad trascendente que su Despertar ha desvelado durante las veinticuatro horas del día, durante cada minuto de cada hora del día, incluyendo el sueño y que son precisamente los Despiertos del más alto nivel que lo ilustran, para un Despierto inconstante, el hecho de situarse en un contexto tradicional tiene como ventaja inestimable de paliar la inconstancia de su inspiración. Porque el Despierto que se encuentra en un contexto tradicional, cuando no se basa en la inspiración de su vivencia del instante, transmite Verdades que expresan la Vivencia de los Sabios del pasado. En cambio, en ausencia de cualquier “barandilla” tradicional, los errores más burdos pueden, en las palabras de un Despierto, codearse con las Verdades más sublimes. Esto se ve reforzado de manera dramática si el Despierto en cuestión no tiene la lucidez para distinguir entre los momentos en los que habla o escribe a la luz de una verdadera inspiración, y aquellos en los que habla o escribe desde el pequeño ego que vuelve a tomar el mando cada vez que su Realidad trascendente deja de reflejarse en la vivencia el humana.