La inflación del ego

Al rechazar todas las autoridades espirituales tradicionales, uno se afirma a sí mismo como la autoridad suprema. Efectivamente, es en nombre de su palabra y de sus escritos que estos extraviados piden a los desafortunados que les escuchan o leen, que rechacen a todos los Maestros tradicionales.

Es realmente curioso constatar la inflación del ego que afecta muy a menudo a los representantes de esta corriente. Mientras que, de manera paradójica, en la enseñanza de algunos, la superación del ego constituye una noción básica.

¿No podemos verles afirmar o dejar a entender que hasta ahora todo el mundo se ha equivocado en el campo espiritual? Así que, para ellos, el incontable número de practicantes y Maestros que constituyen desde hace siglos las diferentes tradiciones son todos unos engañados. ¡Menos mal que la humanidad ha visto por fin aparecer un ser tan excepcional como su venerable persona!

No exageramos, porque en su discurso, subyace a menudo de manera implícita el posicionamiento siguiente: "¡No creáis a nadie! ¡Yo sólo tengo la Verdad!" Es esto lo que nos demuestra que estamos en presencia de un ego que, en su orgullo enfermizo, se ha hinchado de forma verdaderamente grotesca.