Translate

LA CONSCIENCIA SAGRADA


Aunque Dios esté presente por todo, su presencia docente y su poder se hacen sentir con una intensidad muy particular en algunas circunstancias, en algunos lugares, en algunas personas, en algunos objetos.

Es preciso estar extremadamente atento, apaciguar los torbellinos del mental y cultivar una nueva forma de sensibilidad, para volverse capaz de sentir los momentos, los lugares y los objetos en los que el poder Divino vibra con una intensidad particular.

Para percibir este poder Divino, sus manifestaciones y sus modalidades, es preciso despertar en uno mismo una consciencia sagrada. Esta consciencia sagrada reposa sobre un conjunto de intuiciones, que el mental razonador y racional tiene por molesta costumbre ahogar en muchos espíritus. Es preciso, pues, encontrar en uno mismo una percepción que es natural en los primitivos. Por medio de esta percepción intuitiva, sentimos quizá confusa e inexplicablemente, que tal sitio es un sitio sagrado, cargado de efluvios espirituales que pueden ejercer sobre nosotros una influencia positiva y específica.

Tal impresión no se siente sistemáticamente en todos los templos y en todas las iglesias, pues hay templo e iglesias que están vacíos de toda carga de poder sagrado. Dios está presente en ellos como lo está en todos los sitios, pero su poder no se manifiesta particularmente en estos lugares.

Lo que hemos dicho para los templos y las iglesias, sirve también para ciertas ruinas, para ciertos sitios en plena naturaleza, cuya función sagrada esté o no señalizada por signos exteriores.

Aquel cuya intuición sagrada está bien desarrollada, puede así, en ausencia de toda información exterior, saber que un lugar ha sido en otro tiempo un sitio de culto o de retiro, y por eso lo siente cargado de efluvios espirituales.

Es verdad que una persona puede sentir lo sagrado de un lugar, y que otra persona, generalmente sensible a lo sagrado, puede no percibir nada en el mismo lugar. Esto se explica por el hecho de que no hay armonización entre el espíritu de la persona y el tipo de influencia que se desprende del lugar en cuestión. Sin embargo contra más vasta e intensa es la intuición mágica, más posibilidades hay de captar las influencias más diversas. Al contrario, la misma intuición, en otras ocasiones, nos hará sentir que un lugar es maléfico, pues está cargado de influencias psíquicas negativas. De igual forma, algunos objetos se nos revelarán interiormente como portadores de una influencia positiva o benéfica; mientras que otros se nos mostrarán como portadores de influencias negativas. Esto independientemente de la multitud de objetos neutros que no desprenden ninguna influencia perceptible para nuestro grado de desarrollo sensitivo, pues dicha influencia es demasiado débil o demasiado anónima. El mismo fenómeno de percepciones sensitivas se producirá frente a personas o animales. Algunos seres vivos, independientemente de su aspecto físico, desprenden una buena influencia y otros una mala.

De todo esto se desprende que debemos buscar, tener contactos y abrirnos a todo lo que contenga efluvios luminosos y positivos; y al contrario, debemos evitar y, a ser posible, cerrarnos interiormente, frente a todo lo que difunde una influencia negativa.

Así, en el curso de nuestra vida, podremos descubrir templos, iglesias o monasterios, que pertenecen a una religión actual o a una religión desaparecida, con una influencia benéfica que nos ayudará considerablemente. Tendremos que tener una relación episódica con ellos. Y allí, en la calma y el silencio, abrir nuestro espíritu a lo que se desprende de ellos. Cuando tales lugares están alejados del sitio donde vivimos, ir a reanudar el contacto con ellos, es realizar un peregrinaje en el más alto sentido del término.

Existen lugares en que lo sagrado es mundialmente renombrado, podéis ir allí, pero no os dejéis sugestionar nunca, permaneced lúcidos y atentos, no consideréis como sagrado y benéfico para vosotros más que los lugares en que vosotros los sentís interiormente como tales.

Dejaros penetrar por lo que emana del vegetal y del mineral. Sentid el manas, el poder que reside en algunos lugares u objetos.

Puede que un árbol nos sorprende por su aspecto, permaneceremos durante bastante tiempo contemplándolo y de tiempo en tiempo volveremos para contemplarlo. Él infundirá en nosotros una influencia que marcará nuestra alma. Esto será igual para un claro en el bosque, un desierto o cualquier otro lugar donde la naturaleza está particularmente cargada de efluvios. Para cualquier otro sitio de poder.

Una montaña nos atraerá, y su ascensión constituirá una iniciación imborrable a los niveles más sutiles. Las abluciones en una fuente o en un río nos purificarán de una manera inolvidable...

Se establecerá entre nosotros y algunas obras de arte una estrecha y positiva comunicación. Tener cerca de uno tal objeto artístico, constituirá una verdadera bendición. Pero a veces un simple guijarro encontrado en el camino, un trozo de madera o cualquier objeto, aparentemente banal, nos sorprenderá por lo que de él se desprende, y sin caer en el fetichismo, guardarlo y llevárnoslo constituirá una fuente de enriquecimiento.

La misma intuición nos impulsará a frecuentar a unas personas, y a evitar a otras. A adoptar a tal animal, o a no hacerlo. A escoger una casa o apartamento, y rechazar otra. A determinar en una habitación cual es el lugar más propicio para nuestro espíritu, y a utilizar este lugar para nuestras reflexiones y contemplaciones.

Es inútil el multiplicar los ejemplos. Quien desarrolla su intuición sagrada, ve toda su vida entera enriquecida, dirigida y protegida por esta intuición.

No creáis que toda la Sabiduría está en los libros. La Sabiduría, en sus formas más elevadas y más incomunicables, se descubre en el silencio de los lugares en donde vibra lo sagrado.

Tal es la etapa que es preciso vivir antes de comprender que todo es sagrado. Antes de saber percibir lo Divino en lo más hondo de las cosas que en su apariencia se muestran las más opuestas a Él. Pues lo Divino está en todo, a veces vibrando y brillando, a veces silencioso y potencial, esperando la hora de su revelación.

Empaparos de lo Divino allí en donde brilla.

Percibid lo Divino allí en donde se oculta.

Y en todo dejaros guiar por una intuición que se abre hacia lo alto.