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El rechazo de las tradiciones


Lo que caracteriza a esta nueva corriente espiritual actual, es el rechazo de cualquier tradición.

Para algunos, este rechazo está lleno de una amargura y de una parcialidad de sistematización que revela un conjunto de nudos psicológicos, de traumas, de violencias internas y de "cuentas pendientes". La constatación  de estos síntomas es, en sí, una muy mala señal. ¿Cómo podemos confiar en esas personas que no han logrado su pacificación interior?

Este "odio", o al menos esta "amargura" respecto a lo tradicional, se integra entre los múltiples intentos de subversión espiritual que caracteriza el "pensamiento moderno" y que han sido perfectamente denunciados por René Guénon. Por lo tanto, creyéndose "originales", estos pseudo maestros son realmente unos productos específicos del condicionamiento de su época. Están lejos de haber conseguido salir de las "ideas recibidas" y de haber accedido a una verdadera independencia de espíritu. ¡A pesar de que estén obviamente convencidos de lo contrario!

Es importante que el "buscador de la Verdad" comprenda bien todas las consecuencias que tiene el rechazo de la Tradición.

En efecto, una de dos:

O bien la Verdad es cognoscible desde un enfoque del espíritu humano, afirmación que constituye precisamente "el punto de vista filosófico." Perspectiva que apareció en Occidente fuera de las tradiciones espirituales.

O bien la Verdad es Revelada a los hombres, Revelación intuitiva que es la fuente de todas las grandes tradiciones. Posicionamiento que constituye "el punto de vista tradicional."

Los filósofos y librepensadores nos demuestran la falacia de su posición ya que no emerge ninguna "Verdad" de la multiplicidad contradictoria de sus escritos.

Por lo tanto, dejando el posicionamiento tradicional y situándose en el de los "independientes", los gnósticos heterodoxos no hacen más que agregar un poco de contradicción en un mundo ya desgarrado por las luchas entre los creyentes, los no creyentes, y los diferentes fundamentalismos religiosos. Siembran la duda en muchos buscadores sinceros y extravían a muchos de ellos en el laberinto de sus propios errores.

 En segundo lugar, y desde un punto de vista más profundo, hay una imposibilidad en el hecho de imaginarse que una Verdad trascendente pueda ser descubierta por el espíritu humano, cuyo alcance es tan limitado y tan condicionado. Una Verdad trascendente no puede ser descubierta por la mente humana; hay en esta sola creencia una pérdida de lo que realmente significa la Trascendencia.

Una Verdad trascendente sólo puede revelarse a sí misma por su propio poder infinito y es precisamente en esto que reside la doctrina tradicional de la Revelación, puesto que toda Tradición tiene un origen "no humano" y proviene de una Revelación.

Ahora bien, si la Verdad se revela de forma intuitiva a los hombres, ya que no podría haber más que una única Verdad, debemos, más allá de la diversidad de las formas de expresión, encontrar la misma Verdad fundamental en todas las tradiciones. Es precisamente esta unidad de las tradiciones que demuestran los trabajos de los que se sitúan en el punto de vista del universalismo de la metafísica tradicional.

Por lo tanto, referirse a la perspectiva tradicional no es referirse a lo que, en última instancia, es sólo la opinión de un hombre. Es referirse a un conjunto de Revelaciones concordantes que han beneficiado a la humanidad durante su historia. Es referirse también a la enseñanza de un conjunto de Maestros auténticos que la han integrado en su vivencia y han "comprobado" de esa forma la autenticidad del contenido de las Revelaciones. Es finalmente referirse a una multitud de instructores espirituales y de practicantes que, sin duda de una manera menos intensa, han experimentado también la misma Verdad inefable y comprobado la pertinencia de las "herramientas iniciáticas" que permiten descubrir y profundizar en la vivencia interna de la misma.

Ciertamente hay en todas las tradiciones unas escorias, unas esclerosis y unas deformaciones. Ninguna organización humana en el campo que sea, escapa a esta calamidad, especialmente cuando comprende a millones de miembros. Los espíritus mal intencionados, perversos, amargados, traumatizados por malas experiencias en esta área siempre pueden encontrar un "placer malicioso” en regodearse con enfatizar los aspectos negativos que, de manera lamentable pero inevitable, se pueden observar en toda tradición. Pero al hacerlo, sólo son el juguete de su propio condicionamiento negativo, y no logran superar los prejuicios y los traumas de su experiencia personal.

Por lo tanto, lo que aprehendemos en una tradición particular, o bien en todas las grandes tradiciones, depende de un esfuerzo personal, consciente o inconsciente. Podemos detenernos en lo negativo, incluso es muy fácil, ya que lo negativo, que es superficial por naturaleza, es lo más aparente.
Pero también podemos dirigir nuestra mirada en la profundidad y las riquezas esotéricas de las tradiciones para beber de sus tesoros espirituales. Se nos deja la elección y nosotros somos plenamente responsables de la calidad de nuestro enfoque.