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Necesidad de aprehender el doble aspecto de lo Real



Lo que induce tan fácilmente a error a los que se benefician de un desvelamiento pasajero de la Realidad es que, para esta Realidad, que es nuestra Realidad, no hay camino. Somos ESO desde siempre, nunca perdido, nunca obtenido. Por consiguiente, no podría haber para nuestra Realidad suprema ni moral, ni disciplina, ni ejercicios espirituales necesarios.

Es así como, basándonos en la expresión de una Verdad, llegamos a una conclusión totalmente falsa y al rechazo simultáneo de las tradiciones y de la indispensable ascesis de una disciplina.

En consecuencia, no es por lo que somos en el nivel « Real », y por ello/eso mismo « Supremo », que la ascesis y la disciplina son necesarias. Es para el nivel humano.

En consecuencia, si la ascesis y la disciplina son ineludibles, no es por lo que somos en el nivel « Real » - y por eso mismo « Supremo »- sino por el nivel humano. Ahora bien, la coexistencia de dos niveles no puede ser negada por nadie. El Realizado más grande así como los pseudomaestros más representativos de los cuales hablamos no dejan de comer, dormir y defecar.

Así que existen, por una parte, nuestra “Identidad suprema”, nuestro Sí, nuestra « Verdad », y por otra parte, el hombre. No como dos cosas separadas, sino por el contrario como dos facetas de una única Realidad. Ahora bien, la realización no consiste sólo en la comprehensión, o en el desvelamiento vivido de forma momentánea de nuestra “Verdad”; la auténtica Realización, es el reflejo constante de esa Verdad en el seno de la vivencia humana, con el poder transformador que implica. Sin embargo, la constancia de este reflejo sólo puede producirse en una individualidad purificada, lo que explica la necesidad de una disciplina tradicional.

Hace falta una disciplina para “preparar el terreno” y llevar al desvelamiento a aquel que no posea una disposición particular. Se necesita una disciplina después del desvelamiento para “purificar el receptáculo” y permitir que este desvelamiento se estabilice y transfigure la individualidad humana.

Así que, como se ve, una aprehensión incompleta, incluso si es absolutamente auténtica, puede desembocar en una orientación general profundamente errónea.