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Un trabajo que se efectúa por etapas

 

- Perspectiva general. 
Esotéricamente, toda iniciación se define por un sistema de enseñanza que no es accesible directamente a todos, porque comprende una jerarquía de etapas que deben ser franqueadas.
Podemos establecer un símil con el escalar una montaña: para el neófito que, al levantarse el día, contempla la cima de la montaña, ésta le puede parecer inaccesible. Pero si, confiando en su guía, empieza a andar paso a paso, acaba por alcanzar la cumbre al final de la tarde.

- Definición de las etapas iniciáticas. 
Existen unas enseñanzas espirituales que son difundidas de manera uniforme a todas las personas interesadas. Al lado de esto, todos los sistemas iniciáticos tienen en común una estructura jerarquizada en el interior de la cual se debe progresar. Una Enseñanza iniciática se compone entonces de una serie de etapas que se deben superar. Tal es el caso de nuestra Cofradía que dispensa una enseñanza iniciática, en el sentido auténtico y tradicional de este término. 
La razón de ser de la estructura iniciática de nuestra enseñanza es la siguiente: las Enseñanzas más elevadas no son “realizables” por los principiantes; estos deben asimilar y practicar una serie  progresiva de niveles de aprehensión espiritual, antes de tener la madurez interior requerida para aprehender la simplicidad del más alto nivel y ser capaces de integrarla en el seno de su vivencia cotidiana.
Por consiguiente, la transmisión tradicional del método de realización espiritual que proponemos se efectúa por la comunicación de una serie de etapas.
En cada etapa, el aspirante debe practicar unos métodos de recogimiento y unas «tomas de consciencia» en el interior de sus actividades diarias. Aparte de eso, se añaden ciertas prácticas espirituales episódicas.

- Aspecto individual. 
Las transmisiones iniciáticas son estrictamente individuales.
Durante el Noviciado, las prácticas transmitidas se adaptan a las predisposiciones espirituales de la persona y tienen en cuenta la presencia o la ausencia de su vinculación a una confesión religiosa.
Todas las etapas se comunican bajo el sello del secreto, lo que implica que la persona sólo hará de él un uso privado.
Nuestra pedagogía se basa en el trabajo individual. Es un camino solitario que no se fía de las exaltaciones colectivas, del mimetismo gregario y de los “efectos de grupo”.

- Motivación necesaria. 
Recibir una transmisión iniciática significa recibir un programa de trabajo espiritual que debemos integrar en el interior de nuestra vida diaria.
Por lo tanto para solicitar una transmisión, hay que estar seriamente decidido a efectuar un trabajo espiritual intenso, que exigirá a veces que cambiéis vuestras actividades, su distribución y su orden de prioridades. Las personas que viven en un estado de hiperactividad, que están literalmente sobrecargadas de trabajo, de obligaciones materiales y de preocupaciones, no son aptas para esta recepción. La primera cosa necesaria para ellas será “hacer sitio” para lo espiritual en su vida.

- Paso de la iniciación virtual a la iniciación efectiva. 
Una transmisión iniciática confiere une iniciación « virtual ». Es por su trabajo personal como el practicante logra que la etapa iniciática transmitida llegue a ser  efectiva.
Al recibir la transmisión de una etapa iniciática, recibís la transmisión de una semilla que os toca hacer germinar por vuestro trabajo interior. Es con vuestro trabajo personal que la iniciación recibida « virtualmente », como potencialidad, llegará a ser una iniciación efectiva.
Después de haber recibido la transmisión de una etapa iniciática, sólo os faltará entonces realizar los ejercicios y los pasos interiores que caracterizan la transmisión que habéis recibido.
Correr detrás de la recepción de las etapas iniciáticas porque os imagináis que os vais a realizar de forma “mágica” sólo con su mera recepción, significa correr detrás de una sombra. Es por vuestra interiorización, vuestra vivencia de la enseñanza que la “realizáis” y la tornáis efectiva.
En consecuencia, si bien invitamos a todos a progresar con ardor, incitamos igualmente a cada uno a “tomarse su tiempo”, para pedir una nueva transmisión sólo después de una auténtica integración en la vivencia de la etapa transmitida.

- No fiarse de los juicios.
No juzgáis la Enseñanza en el curso de su recepción, puesto que vuestro conocimiento de ella permanecerá incompleto mientras no hayáis recibido la totalidad  de las etapas iniciáticas.
Debéis saber que cada etapa es incompleta, es una faceta del proceso de descondicionamiento que tiene por objetivo retirar el velo de la ignorancia metafísica.
En cuanto a los profanos que hablan de una enseñanza iniciática de la cual no han recibido ni interiorizado las diferentes etapas, sus palabras no son más que los balbuceos de un niño en su sueño.