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LA RUPTURA DE LAZOS

¿Dónde han quedado todos los actos que usted ha realizado desde su infancia?.

¿Qué queda de todos esos proyectos, de todos esos entusiasmos?.

¿Qué queda de los deseos y de los fracasos que habéis vivido?.

¿En qué abismo ha desaparecido todo ello?.

Entre la multiplicidad de cosas que habéis querido o temido, algunas quizás subsisten todavía y permanecen en vuestra vida. ¿Pero cuántas han desaparecido para siempre?.

El tiempo lo disuelve todo.

Pensad en las cosas y en los seres que otras veces os han apasionado y que hoy os dejan indiferentes.
¿Cuántas cosas que os han parecido primordiales y exaltantes no son hoy más que un vago recuerdo ocurrido?.

¿A quién ha servido todo esto?.

Todas esas agitaciones, esos deseos, esas creencias, ¿todos esos contenidos del pasado, para qué han servido?.

La vida ha seguido, y con perspectiva usted debe ver la inutilidad de todas las pasiones muertas.

No quedan más que recuerdos, y en el curso de los años los recuerdos se disuelven, se decoloran, desaparecen poco a poco.

Venido de la nada y del vacío anterior al nacimiento, vuestra vida a medida que los recuerdos desaparecen, regresan al mismo vacío y a la misma nada.
Como un sueño que pasa, vuestra existencia no deja ninguna huella en el Espacio.

He aquí la verdad, lo más duro de comprender:
La vida humana no tiene propósito, no tiene finalidad, no tiene necesidad, es una ensoñación inútil que atraviesa el campo de vuestra Consciencia Inmaculada.

¿La Realización espiritual no es el único fin valioso, dice usted?.

He aquí el último secreto:
La Realización espiritual es un juego de niños. En realidad, no hay Realización espiritual.

El deseo de Realización espiritual no es más que una de las ambiciones absurdas en la que usted está sumergido.

No hay Realización espiritual pues, no hay nada que Realizar.

Nosotros somos desde toda la Eternidad, la pura Consciencia y, no podemos de ninguna manera convertirla. No se puede convertir lo que uno ya es.

Por un lado, la ilusión del mundo es una simple ilusión, que no tiene ninguna oportunidad de volverse otra cosa más que una ilusión, y en la cual no hay nada que Realizar.

La única cuestión que subsiste, es:
¿Estáis cautivos de esta ilusión, seducidos por ella, hipnotizados por ella, encadenados por ella?. o bien: ¿Permanecéis libre y desapegado frente a esta fantasmagoría?.

Para no ser seducido y cautivado por la ilusión del mundo, no hay otra forma que la cultura, de una lucidez ácida en la cual se comprende de una manera profunda y definitiva que esta ilusión no tiene ningún valor, ninguna finalidad, ningún objetivo.

Es un absurdo gratuito, en el cual no hay ninguna conquista espiritual que efectuar.

Esta toma de Consciencia y el desapego que engendra es la Realización espiritual.

La verdadera Realización y la verdadera Espiritualidad se sitúan más allá de las ilusiones de la vida.

Ved pues la trampa sutil que os tiende el engañoso mental: Quiere haceros creer que la Realización y la Espiritualidad se sitúan en la vida individual.

Si creéis esto, no hacéis más que reforzar vuestro aprisionamiento en la ilusión de la vida individual.

Por un juego de manos del mental, el medio de liberación se vuelve una prisión más.

Hace mucho tiempo que la Espiritualidad, en lugar de liberar, se vuelve una forma particular de aprisionarse en la ilusión del mundo.

Se constata, poseídos y llenos de deseos e ilusiones de dinero, de sexualidad, de confort, de poder, de violencia y, entre todas esas gentes, hay otros que son los engañados por el deseo y las ilusiones de la búsqueda espiritual y la aspiración a la Realización Divina.

No creáis que los segundos son superiores a los otros. Todos, y del mismo modo están ahogados y obnubilados en los repliegues de la ilusión devoradora.

Puede que todo esto sea duro de admitir para vosotros.

Todos vuestros esfuerzos espirituales.
Toda esta ambición.
Esta vocación.
Todas estas experiencias.

Todos estos deseos y estos sueños espirituales forman parte integrante de la ilusión.
Son la forma de una trampa en la cual usted ha caído.
No conducen a la Liberación.

La verdadera Liberación es el rechazo definitivo del amasijo de todas las ambiciones, las esperanzas, de todos los apegos, de todas las pasiones, de todos los propósitos.

Esta es la única y verdadera Liberación.

Que vosotros estéis encerrados en una ensoñación de hombre de negocios, depolítico, de enérgico padre o madre de familia, de obseso sexual, de artista, de buscador científico o de practicante espiritual, estáis encerrados en la misma ilusión mundana.

Comprended esto.

Aceptadlo.

Incluso si esto hace derribar el castillo de cartas de todas vuestras creencias.

Aceptadlo y enfrentaros a la desnudez total, y a la inutilidad perfecta.

Si esto es así, os preguntamos: ¿porqué habéis hablado vosotros mismos de búsqueda espiritual?.

Toda la dificultad de la enseñanza espiritual reside en el hecho de que es preciso hablar dentro de la ilusión común. Algunas palabras no llegan a penetrar el muro espeso y elástico de la ilusión en la cual están aprisionadas las gentes. Algo totalmente extraño a la ilusión, no consigue penetrar el mental.

Es pues necesario utilizar diferentes métodos para penetrar en la ilusión dentro de la cual cada uno está encerrado. Se puede así, por medio de etapas y repeticiones, llegar a esclarecer la opacidad de la ilusión. Enseñando a la gente a buscar la espiritualidad en el interior de su vida individual.

Haciendo de la espiritualidad el propósito de su vida.

Por una parte, se les mantiene en su ilusión, pero, por otra parte, se les permite esclarecer las tinieblas de su ignorancia.

Entonces, algunos de ellos, en un determinado momento, pueden comprender la Verdad final.
Una maduración se está produciendo en ellos, y pueden salir del laberinto mental.

Esta Verdad final es simple.

Quizás usted, en el instante mismo, la recibirá como una revelación definitiva.

He aquí la Verdad más allá de la cual no hay nada.

No hay Realización que obtener, pues vosotros estáis Realizados desde siempre.

La vida individual es una ilusión pura y simple que no contiene ninguna Verdad. Nada de lo que puede ser hecho o de lo que no puede ser hecho por el hombre, os acercará a la Verdad.
La Verdad es la de la inmensidad de vuestra Consciencia inmutable.

Esta Consciencia no es algo que podáis obtener.
Ella es desde siempre, y permanecerá para siempre en vuestra Verdadera Naturaleza.

Eso que se llama la espiritualidad, como todas las acciones, los sentimientos, y los pensamientos humanos, constituyen la trama del sueño ilusorio de la existencia individual.

Nunca, nunca, nunca, el sueño, cualquiera que sea, conduce a la Realidad.

Rogad a Dios,
estudiad la espiritualidad,
practicad la meditación,
enseñad la espiritualidad, consiste simplemente en soñar de alguna manera.

Qué importa que vuestro sueño sea habitado por nociones espirituales, militares, políticas, o financieras.

Podéis comprender de una vez por todas que la Liberación consiste en dejar de ser engañado por vuestros sueños.

En esto consiste la Liberación y la verdadera Realización: en dejar de ser engañado por vuestros sueños.

Es verdad que no hay nada que realizar y que obtener pues, vosotros sois desde siempre y para siempre: LA INMENSIDAD INFINITA E INDEFINIBLE DE LA CONSCIENCIA.

Pero es igualmente verdad que hay una Realización. Una Realización que no fabrica nada, y no obtiene nada de nuevo, pero en la cual se disipa la empresa de la ilusión, y donde uno se acuerda de lo que es desde siempre.

Disipar la ilusión es dejar de ser engañado.

Los sueños humanos no son más que un reflejo coloreado que atraviesa nuestra Infinitud.

Si engendran el velo de la ignorancia que nos hace olvidar lo que somos, no es por causa de un poder que les sería inherente. Es porque nos identificamos, nos apegamos, y nos apasionamos por ellos.

Es en nosotros que reside la fuerza de la ignorancia.

Somos nosotros quienes estamos sumergidos en la ignorancia.

Para hacerse libre, es preciso pues desprenderse de las cosas de este mundo. La clave y la prueba de la Realización, es el desapego. No un desapego teórico, sino un desapego efectivo que cortará todos los lazos.

Visto desde fuera con una mirada profana, este desapego puede parecer terrible e inhumano.

Posiblemente lo es.

Pues, lo que es humano, se caracteriza por la debilidad y la relajación interior del apego.

Si usted quiere ser libre y mantenerse en pie, es preciso romper todos los lazos de apegos afectivos e intelectuales.

Para llegar a este desapego, es preciso hastiarse de todo.

Comprended que todo es vanidad y, algo así como perseguir al viento.

Que todo es sin propósito, sin causa, y sin finalidad.

Vosotros hacéis cultivado pensamientos contrarios. Habéis construido valores.
Creéis en la importancia de estos valores. Pero, si queréis romper los lazos que os encadenan a la condición humana, os es necesario daros cuenta que la única Realidad es el vacío sin fondo de la Consciencia y, que todos los valores humanos son reflejos engañosos en el seno de la ilusión.

En tanto que usted no sienta en profundidad, la realidad de esta verdad, usted no estará desapegado.

Si algo en usted se rebela, se ofusca o resiste de cara al reconocimiento de la inanidad de todos los valores humanos, sabed que esta resistencia es la raíz del apego que debéis disolver.

El desapego que es la indiferencia total de cara a todos los valores humanos y a todas las aspiraciones concebidas por el hombre, presupone que uno impregne toda su existencia de una disciplina y práctica espiritual seria e intensa.

¿Por qué?.

Porque aquel que comprende el carácter efímero, relativo, ilusorio y vano de la existencia humana, pero que no está enraizado en una disciplina espiritual, llegará simplemente a una filosofía pesimista y escéptica.

Después, superando algunas crisis depresivas o melancólicas, llegará a la conclusión de que hay que usar esta vida para satisfacer sus deseos y gozar de la existencia en la medida de lo posible.

Inútil decir que no hay ninguna Realización en tal situación.

Lo que nos proponemos es muy distinto:
Es preciso perder el gusto a las pasiones y ambiciones humanas con el fin de enraizarse de forma estable en lo que sois verdaderamente, es decir, el Testigo inafectado del mundo, que mira toda cosa desde el abismo de los espacios interiores.

En otros términos, si perdéis vuestras ilusiones sobre la vida humana, sus valores, sus ideas y sus aspiraciones, sin que haya en vosotros al menos un comienzo de superar la pequeña personalidad egótica, esto no conduce más que al cinismo y al egocentrismo.

Por el contrario, si perdéis toda ilusión en el valor de la existencia.
Si comprendéis su nulidad y que, paralelamente a esto, os enraizáis en la inmensidad de vuestra Consciencia Testigo, es la Liberación.

Dos cosas son pues requeridas:
El Conocimiento del Sí Y El Desapego.

En cuanto al desencantamiento por la existencia humana, es un medio de obtener el desapego.

Poner fin al encantamiento es salir de un maleficio. El encantamiento del mundo es como una tela de araña, quien no rompe sus hilos servirá de pasto.

Varias líneas de reflexión y de tomas de consciencia, pueden conduciros al desapego liberador.

¿Cómo puede imaginarse libre y apegado a la vez?.

Quienquiera que esté apegado está prisionero.
Sólo aquel que se desapega de todos los lazos está libre.

No veáis la perspectiva del desapego como la necesidad de un ascetismo moroso y frustrante.

Despertad vuestra dignidad, despertad vuestra energía y desead ser libre.
El deseo del desapego es el único deseo que no encadena a nada.

Tomad consciencia que todo apego a un ser, a una situación, a una posesión, a una idea, os encadena y hace de vosotros un esclavo.

¿Deseáis, sí o no, liberaros de todo lazo?.

¿Es duro?. ¿Por qué es duro?.

Ciertamente no lo es para la Consciencia Testigo que se vuelve ciega por causa de las pasiones humanas.

El desgarramiento liberador del velo no constituye un sufrimiento más que para el velo.

Seguramente es duro para el pequeño hombre inscrito en la trama del velo, que ha constituido su vida sobre apegos y afecciones mezquinas y egocéntricas.

Las afecciones del pequeño hombre son enfermedades.

Y después, qué os importa los sufrimientos o los placeres de esta pequeña larva humana, en la que la mediocridad sobrepasa todo lo que es descriptible.

Vosotros no tenéis nada que ver con él. No es para vosotros más que un vehículo y un instrumento de percepción y de acción que os habita temporalmente.

Volved a vosotros mismos.

Dejad de identificaros con él.

Teniendo consciencia de vuestra Divina Dignidad, romped despiadadamente todo lazo afectivo y todo apego sentido por este hombre.

Cesad de dejaros dirigir por vuestra cabalgadura.
Incorporaros sobre vuestros estribos, coged las riendas con puño sólido. Y si es necesario, clavad vuestras espuelas en los flancos del animal y fustigadle.

Pero por favor, sed el Maestro.

Que vuestra voluntad sea dura e inflexible.

En lo sucesivo, serviros de él, pero no os dejéis dirigir por él.

No le maltratéis inútilmente, pero haceros obedecer.

¿Cómo se puede eliminar todo apego?.

De dos maneras:
De manera visible, separándose del contacto material con lo que nos encadena.
De manera invisible, rechazando el desarrollo y el entretenimiento de pensamientos de apego y cultivando voluntariamente en su lugar, pensamiento de desapego y de indiferencia.

Hablamos de pensamientos de apego y no de sentimientos. Pues los sentimientos derivan de los pensamientos. Es porque usted piensa en alguien con apego, que se sienten las emociones y los sentimientos de apego.

Si usted corta los pensamientos de apego, usted rompe la raíz de las emociones y sentimientos de la misma naturaleza.

Realizad la impermanencia de toda cosa.

Las más grandes afecciones se embotan.

Es la cuestión del siglo.

Si algunas duran toda la vida, es simplemente porque ésta es demasiado corta.

Todas las pasiones son efímeras.

Todas las empresas humanas son ilusorias frente al tiempo.

La vida humana no es más que un sueño ilusorio desprovisto de realidad.

Vosotros vivís un sueño, del que pronto la muerte vendrá a sacaros.

Creéis haber conocido gentes, pero en realidad nunca habéis encontrado a nadie.

Todo lo que habéis percibido son vuestras propias creaciones mentales desprovistas de realidad.

La vida es un sueño.

No es nada más.

Estáis solo.
En vuestra Eternidad, vacío y bienaventuranza.

Nunca habéis encontrado una persona real.

Usted no se codea más que con personajes de su sueño.
Ellos no tienen ninguna realidad.

Aceptad eso.

Y, conoced el dolor liberador en el cual se disuelven todos los apegos.

Nunca habéis poseído nada.
Vuestras posesiones son los castillos de un soñador.

Por la mañana, todo lo que se ha adquirido con esfuerzo en el interior del sueño, se esfuma como el humo que se deshace en el cielo.

Vosotros nunca habéis hecho nada.
Todas las acciones se encuentran en el escenario del sueño.

Sois un simple espectador, eterno, no actuante.

Cautivador por la intriga del espectáculo, el espectador se olvida quién es. Se identifica con el héroe. Su corazón late de emoción, llora, ríe, pero todo esto no es más que una ilusión.

Cuando el telón cae, comprende que no ha vivido nada, y que ha permanecido en su inmutabilidad espectadora.

De esta forma, para desapegarse, no hay esfuerzo ascético que hacer.

Es suficiente con disipar las ilusiones.

Cultivad la lucidez.

Tomad consciencia de lo que sois.

Si hago esto, ¿para qué sirve continuar trabajando, alimentando a los hijos, pagar los impuestos?.

Puesto que en realidad, se trata del sueño del trabajo, del sueño de los hijos, y del sueño de los impuestos. Es verdad, cuando la toma de consciencia del desapego desciende sobre vosotros nada os obliga a continuar.

Usted puede partir sobre el camino, como lo enseña el Cristo, o como lo hacen los sannyassins en la India. Es una posibilidad.
Y, si vosotros lo hacéis, qué importa lo que en el sueño digan o hagan los otros. Estáis bendecido, sois libre. Y vuestra gloria interior supera toda descripción.

Pero la renuncia exterior no es obligatoria.

Lo que es indispensable es la renuncia interior.

No es obligatorio pues, si partís sobre el camino, el sueño continua, de la misma manera que si usted permanece en su casa.

En los caminos, algunos elementos del sueño serán diferentes. Pero, si vais a vivir en el Amazonas, el sueño sería igualmente diferente. Modificar algunos aspectos del sueño, no es ciertamente la Liberación. La Liberación consiste en permanecer perfectamente desapegado y no permitir más ser cautivados por los elementos del sueño, cualesquiera que sean.

Podéis ser liberado, viviendo en los caminos, o bien permaneciendo en vuestra casa.

Es igual.

La elección a este nivel es un elemento secundario que resulta de las predisposiciones del hombre.

Si un hombre no está hecho para permanecer en una casa, con un trabajo fijo, es preciso partir.

Por el contrario, si las predisposiciones y los deberes humanos insisten en permanecer en casa, es preciso permanecer en casa.

Se trata de un problema contingente, que no os concierne y revela características del vehículo humano.

Lo que es preciso es cultivar la renuncia a la ilusión del mundo.

Sed indiferentes a lo que hacéis. Ni deseos, ni aprehensión.
Sed indiferentes con lo que os acontece.
Sed indiferentes en vuestras relaciones. Amad a todo el mundo, pero no os apeguéis a ninguna persona.
Sed indiferentes a la muerte, a la enfermedad, y al sufrimiento. La vuestra y la
de otros.
Estad indiferentes a la actividad y a la inactividad. Nada de apego a la actividad, nada de apego a la inactividad.

Que el hombre haga lo que su consciencia moral, y sus predisposiciones, así como la inspiración le dicte. Pero, no os apaguéis a ninguna de las empresas que se realicen. El éxito o el fracaso no son más que escenarios diferentes del sueño.

Las gentes, las circunstancias, y los acontecimientos no son más que los elementos del sueño. No tienen realidad profunda.

Sed conscientes de esto de manera permanente.

Instalaros en esta toma de consciencia.

Perded todos vuestros apegos.

Romped todos vuestros afectos, para no dejar subsistir más que un Amor impersonal y generalizado que no se aferra a ningún individuo en particular.

Qué importa si ello es duro y os cuesta algunas lágrimas.

Cortad todos los lazos.

Entones, usted será pobre de espíritu, vacío y desnudo.

Entonces, estaréis libre.

El espacio os pertenece.
La eternidad os pertenecerá.
Estaréis bendecido y bendeciréis a los otros.
Vuestra Gloria Interior supera toda descripción.

Después, acabaréis por realizar, que este desapego, este esfuerzo confiado hacia la Libertad, todo lo que acabamos de describir, forma igualmente parte del sueño.

En realidad, para usted no pasa nada, nunca ha pasado nada.

No hay prisión, ni liberación.

Todo esto forma parte del espectáculo.

Vosotros sois el espectador más allá de toda idea de prisión, o de liberación.

Más allá del conocimiento metafísico y de la ignorancia que forman igualmente parte del espectáculo.

Vosotros estáis desde siempre, y para siempre, más allá de todo.

No hay nada que decir, nada que hacer, nada que pensar respecto a vosotros.

Nunca usted ha sido ignorante. Nunca se ha liberado.

La belleza de esto está más allá de toda belleza.
Cuando las palabras y los pensamientos se vuelven impotentes, para siempre inexpresables, el Secreto supremo de la Verdad está allí.

Tan claro como el sol en pleno día.

Al final del camino, se comprende que no hay camino.

Al término de los esfuerzos, se comprende que no ha habido esfuerzo.

Cuando la ilusión se disipa, se sabe que ella jamás ha tenido verdadera existencia.

¿Qué se vuelve la llama sobre la cual se sopla?.
¿No hay un misterio en su desaparición?.
¿De dónde viene la llama que se ha visto?.
¿No hay un misterio en su aparición?.

Sólo aquel que está más allá de las palabras y de los pensamientos, podría hablar, decir el porqué de las cosas.