Relación con la No Dualidad
Algunos podrían objetar con una apariencia de pertinencia:
Usted afirma que quiere encaminarnos hacia la No-Dualidad, pero empieza por fragmentar al hombre en: cuerpo - alma pasional - alma racional - espíritu - Conciencia.
La respuesta a esa observación es la siguiente:
La perspectiva de la No Dualidad sólo se abordará en la etapa de la gnosis englobante. Pero el acto de expansión identitaria que culminará con el desvelamiento del Todo-Englobante debe ser precedido por una elevación identitaria.
Si la extensión toda englobante de la perspectiva No Dual no fuese precedida por un movimiento de elevación, ¿os dais cuenta del nivel a partir del cual se realizaría esa inflación excesiva?
Se realizaría a partir del ego.
Unos textos tradicionales nos advierten contra el hecho de querer comenzar con la extensión identitaria de la gnosis englobante. Para un principiante que dice "todo es mi Sí", hay una alta probabilidad de que en su interior signifique; "Todo es mi yo." De tal modo que se produciría una inflación egótica del tamaño del universo y el velo que recubre la Trascendencia sería aun más opaco de. Tal inflación del ego iría en la dirección contraria al objetivo buscado y constituiría un riesgo para el equilibrio psicológico.
Esa es la razón por la cual es importante empezar por elevar el nivel de la sensación de existencia. Es sólo cuando la sensación de existencia haya sobrepasado el nivel humano para situarse en el nivel del Sí trascendente – lo que constituye el trabajo de la etapa de la gnosis trascendente - , que será posible abordar con provecho la gnosis englobante y darse cuenta:"todo es mi Sí."
Pero no estamos en este punto todavía…
La gnosis neumática, es el comienzo de un movimiento de elevación. Movimiento de elevación que deberá ser llevado a cabo hasta el nivel de la trascendencia del Sí, antes de que sea oportuno efectuar el movimiento de expansión horizontal que conducirá a la No-dualidad.
Para elevarse, hay que romper con lo que nos ata en este mundo. He aquí por qué el movimiento de elevación debe, por una parte comenzar con la superación del cuerpo y del alma para situar nuestra sensación de existencia en el nivel del espíritu, y por otra parte, realizar el control del alma por el espíritu.
El aspecto inferior y anímico del hombre debe someterse al aspecto superior y neumático del espíritu. Este es un requisito previo imprescindible puesto que la realización de la No Dualidad debe pasar por el ascetismo.
Este requisito no es agradable para los niños mimados. Pero ¿no es el hombre moderno un niño mimado?, a el que la ideología subyacente detrás de la publicidad promete continuamente el cumplimiento de todos sus deseos?
Con todo, la indispensable estructura pedagógica es simple:
Sólo puede ser superado lo que haya sido previamente dominado.
Por lo tanto: para superar al hombre, hay que empezar por dominarle.
Pero, ¿quién va a hacer esta dominación?
No puede ser vuestra inactiva e inmutable Conciencia trascendente. Sólo el espíritu, que capta la irradiación no actuante pero inspiradora del Sí en el espejo del intelecto, puede efectuar este control.
Por tanto, debemos comenzar por dinamizar el/al espíritu, sacarle de su sueño, hacer que tome el poder para que instaure su reino sobre la plebe de las tendencias psicológicas del alma. Cuando el espíritu haya llegado a ser un Rey-Sol rigiendo un alma dócil, habréis pasado del hombre-animal al hombre-verdadero. Entonces, y sólo entonces, será juicioso elevarse hasta el nivel del hombre-trascendente.
Fuera de la perspectiva tradicional, por la cual el ascetismo constituye un requisito previo imprescindible, hay sirenas que os invitan a una aventura No Dual que no pasa por el dominio de la inferioridad humana. Según estas enseñanzas extraviadas, no hay inferioridad, no hay bajeza en el hombre, "todo es bello. Todo el mundo es majo. Todo es Divino: ¡es la No-Dualidad!” ¡Qué perspectiva más seductora! ¡Qué agradable es!
Pero ¿cuál es el resultado?
Un ego deificado.
Al observar a algunos de estos seres supuestamente Despiertos y grandes Realizados que se exhiben, ¿qué vemos? Si nuestros ojos no están obstruidos por las impurezas de la falta de lucidez, vemos un ego deificado.
Eso es el peligro.
Para evitarlo, hay que partir desde abajo y no querer saltar con orgullo directamente a la cima. Comenzar desde la parte inferior, significa imponer al alma una disciplina en la cual habrá prescripciones y prohibiciones, obligaciones y restricciones. Significa obligarla a someterse.
"¿Cómo Yo, que soy lo Divino encarnado en la tierra, puedo aceptar estas restricciones," dice el seudo-gnóstico que, creyendo cabalgar sobre las nubes, está, de hecho, identificado con su alma pasional.
Es posible que para algunos la sumisión del alma pasional resulte dura. Es posible que haya revueltas y protestas. Sin embargo, en la presencia de estos movimientos del alma, preguntaros:
"¿Quién se rebela?"
No contestéis de una manera teórica: es el alma.
Preguntaros: "¿quién se rebela?" y observad.
Una mirada clara sobre lo que se rebela os enseñará mucho.
Con esta mirada clara, sacaréis de la sombra muchas cosas que permanecían en el subconsciente.
El fruto de esta mirada será la comprensión definitiva del valor del ascetismo tradicional.
Ojala podáis restaurar la jerarquía interna que caracteriza a todo hombre que se mantiene derecho:
- La mirada de una Presencia consciente
- Un espíritu guiado por esa mirada.
- Un alma obediente.
- Un cuerpo como instrumento.
Los "problemas" que experimentan los hombres son sólo el resultado de la anarquía interna.