La sensación de ser ajeno
Cuando la convicción de ser un espíritu pensante haya llegado a ser una evidencia, la sensación de ser ajeno al mundo que percibís se instala. Esta sensación es una señal. Pero no surge de por sí, debéis intentar provocarlo.
Mirando a vuestro alrededor, al observar la vida colectiva, veis que la multitud de los seres humanos es, de manera muy mayoritaria, animada por pasiones, sentimientos y motivaciones, que son ajenos a vosotros.
Por lo tanto:
La fealdad y la bajeza de los comportamientos humanos os repelan.
Si no llegáis a sentirlo así, se demuestra que os situáis aún en el nivel del alma pasional. Que miráis al mundo a través de los ojos del alma pasional y no con los ojos del pensador. Lo que es normal para la tosquedad animal del alma pasional es "doloroso”" a los ojos del pensador. Así es.
¿Es esta visión compatible con la Regla de Vida del contentamiento?
Lo es, si entendemos que hay un contentamiento del alma pasional y un contentamiento del espíritu. Es la satisfacción del espíritu que tenéis que desarrollar. Hay un placer de ver las cosas "en espíritu", y en la luz de la Verdad. Esta mirada no tiene connivencia con los contentamientos derivados de la satisfacción de los deseos egoístas del alma pasional.
Este mundo en que vivimos no es el hogar de los espíritus y el que se siente ser un espíritu se percibe en este mundo como un extraño.
La sensación de ser un extraño se acompaña de una sensación de soledad. Es inevitable.
Debéis aceptar el sufrimiento que eso implica, ya que es un sufrimiento liberador. Es un sufrimiento que quema, que corta, que desarraiga lo que tiene que ser quemado, cortado y arrancado.
Además, debéis ser sensibles a la pureza de vuestra naturaleza neumática. Vuestra pureza intrínseca es totalmente ajena a todas las manifestaciones de la codicia humana. Lo que atrae al alma pasional no tiene interés para el espíritu y a menudo, por lo contrario, le repela.
Las ansias del alma, debido a su tosquedad, hieren constantemente vuestra sensibilidad profunda, y eso refuerza vuestra separación, vuestro distanciamiento con respecto a la impureza colectiva.
El hombre tiene belleza en el, cuando es el espíritu que se expresa. Pero cuando en el es el alma pasional la que actúa, se conduce como un animal y de hecho en ese momento es, psicológicamente hablando, un alma animal utilizando el cuerpo de un hombre. A veces es peor que un animal, debido a su capacidad para abrirse, consciente o inconscientemente, a unas influencias psíquicas verdaderamente demoníacas.
Ser encarnado significa tener que vivir en una multitud de animales con apariencia humana. Tomar consciencia de ello en los demás os ayudará a separaros de la animalidad en vosotros.
Mirando a vuestro alrededor, al observar la vida colectiva, veis que la multitud de los seres humanos es, de manera muy mayoritaria, animada por pasiones, sentimientos y motivaciones, que son ajenos a vosotros.
Por lo tanto:
La fealdad y la bajeza de los comportamientos humanos os repelan.
Si no llegáis a sentirlo así, se demuestra que os situáis aún en el nivel del alma pasional. Que miráis al mundo a través de los ojos del alma pasional y no con los ojos del pensador. Lo que es normal para la tosquedad animal del alma pasional es "doloroso”" a los ojos del pensador. Así es.
¿Es esta visión compatible con la Regla de Vida del contentamiento?
Lo es, si entendemos que hay un contentamiento del alma pasional y un contentamiento del espíritu. Es la satisfacción del espíritu que tenéis que desarrollar. Hay un placer de ver las cosas "en espíritu", y en la luz de la Verdad. Esta mirada no tiene connivencia con los contentamientos derivados de la satisfacción de los deseos egoístas del alma pasional.
Este mundo en que vivimos no es el hogar de los espíritus y el que se siente ser un espíritu se percibe en este mundo como un extraño.
La sensación de ser un extraño se acompaña de una sensación de soledad. Es inevitable.
Debéis aceptar el sufrimiento que eso implica, ya que es un sufrimiento liberador. Es un sufrimiento que quema, que corta, que desarraiga lo que tiene que ser quemado, cortado y arrancado.
Además, debéis ser sensibles a la pureza de vuestra naturaleza neumática. Vuestra pureza intrínseca es totalmente ajena a todas las manifestaciones de la codicia humana. Lo que atrae al alma pasional no tiene interés para el espíritu y a menudo, por lo contrario, le repela.
Las ansias del alma, debido a su tosquedad, hieren constantemente vuestra sensibilidad profunda, y eso refuerza vuestra separación, vuestro distanciamiento con respecto a la impureza colectiva.
El hombre tiene belleza en el, cuando es el espíritu que se expresa. Pero cuando en el es el alma pasional la que actúa, se conduce como un animal y de hecho en ese momento es, psicológicamente hablando, un alma animal utilizando el cuerpo de un hombre. A veces es peor que un animal, debido a su capacidad para abrirse, consciente o inconscientemente, a unas influencias psíquicas verdaderamente demoníacas.
Ser encarnado significa tener que vivir en una multitud de animales con apariencia humana. Tomar consciencia de ello en los demás os ayudará a separaros de la animalidad en vosotros.
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